Emocionado, sonriente y muy pegado al resto de deportistas españoles que acudieron a Maracaná, Rafael Nadal portó por fin la bandera de España en una ceremonia inaugural de unos Juegos Olímpicos. La historia le debía una al mejor tenista español de siempre, que cumple por fin uno de sus sueños cuatro años después de que una lesión le privara de hacerlo en Londres.
Esta vez nada ni nadie, ni siquiera su maltrecha muñeca que ha tenido a todos en vilo hasta el último día, privó a Nadal de comandar a la delegación española en Río, donde buscará su segundo metal olímpico tras el oro en Pekín 2008.
En la foto, Nadal, el abanderado español, junto a la danesa Wozniacki, abandera de su país, Dinamarca.
Junto al balear desfiló el grueso de los deportistas españoles, vestidos de la marca Joma, con americana azul marino, camisa blanca y corbata y pantalón rojo. Todo acompañado de sombreros en mano o en la cabeza, fotos y más fotos, selfies y sus palos, besos entre atletas enamorados pero sobre todo, de una inmensa ilusión y una gran alegría que caracterizó el desfile de los españoles. Carolina Marín, la selección española de baloncesto con Pau Gasol a la cabeza, Lidia Valentín, las guerras de balonmano… Casi todos estuvieron en Maracaná.
Pero también hubo ausentes. Destacaron los gimnastas Ray Zapata y Néstor Abad, -el equipo ciclista comandado por Alejandro Valverde y Purito Rodríguez y las nadadoras, que se montaron su propio desfile en la Villa con Mireia Belmonte, cómo no, de abanderada. Todos ellos lo vieron por la televisión solo unas horas antes de empezar a competir. Los primeros arrancan este sábado las rondas clasificatorias mientras que los ciclistas esperan dar las primeras medallas para España en la prueba en ruta. Un metal olímpico bien vale saltarse un desfile.
