Les hacen ladrar, mugir, maullar y rebuznar antes de ejecutarlos. El 10 de julio de 2017 las tropas del Ejército iraquí liberaron Mosul, que fue durante 3 años la capital del ya extinto califato del ISIS. Consumada la derrota de los fanáticos islámicos, comenzó la cacería de los terroristas a lo que los militares, muchos de los cuales han perdido hermanos, amigos y parientes a manos de los decapitadores, someten ahora las mismas torturas que ellos aplicaron a cristianos, yazidíes, kurdos y soldados gubernamentales durante tres años.