Una dieta baja en calorías hizo más longevos a monos rhesus

Científicos estadounidenses han determinado de que la restricción del consumo de calorías prolonga significativamente la vida de los monos rhesus. El estudio que llega a esta conclusión fue publicado en la revista Nature Communications.

Numerosos estudios han demostrado que la reducción de la ingesta de calorías no lleva a un agotamiento general y a la deficiencia de ciertos nutrientes y prolonga significativamente la vida de varios organismos, desde la levadura hasta los ratones. Al final de la década de los 1980, con estos datos como base, dos equipos de investigación de la Universidad de Wisconsin (UW) y del Instituto Nacional de Envejecimiento (NIA) en paralelo iniciaron experimentos similares con monos rhesus. Estos monos son un buen modelo para estudiar envejecimiento humano, ya que son cercanos anatómicamente y fisiológicamente y son propensos a similares cambios y enfermedades relacionados con la edad.

El análisis estadístico de resultados preliminares de los dos estudios fue realizado por el equipo de investigación de la Universidad de Alabama. En la Universidad de Wisconsin, en 76 macacos que hacían una dieta baja en calorías se observó mejoras significativas en la salud general y aumentaron su esperanza de vida. El estudio de NIA con 121 monos no reveló efectos significativos de la reducción de calorías.

Teniendo en cuenta esta diferencia de resultados, los científicos de Alabama hicieron un análisis integral de datos a largo plazo de ambos estudios para encontrar explicaciones.

Resultó que los diseños de los estudios diferían considerablemente. Investigadores de NIA estudiaban a macacos de origen indio y chino, que tienen ciertas diferencias en el peso corporal promedio y en el dimorfismo sexual. La reducción de la ingesta de calorías se iniciaba en los varones en la edad joven y anciana y en las hembras en la edad joven, adulta y anciana. El personal de la UW experimentó sólo con monos de origen indio e introdujo una dieta baja en calorías sólo cuando alcanzaban su plena madurez (alrededor de la edad de ocho años).

Las dietas en los dos estudios también tenían diferencias. En NIA el grupo de control recibía una dieta estándar hasta que alcanzaban su mayor tamaño, mientras que el grupo experimental consumía un 30 por ciento menos de comida. En UW el número de calorías necesarias para los monos se determinaba juzgando individualmente a cada animal (ya adulto) a base de tres a seis meses de observación antes de la separación de grupos de control y experimental. La restricción calórica también se introducía de forma individual. Por otra parte, en NIA los monos consumían alimentos naturales con diferencias estacionales, y en la Universidad de Wisconsin con productos semi refinados iguales durante toda la investigación. Las dietas fueron aproximadamente iguales en el número de calorías, pero los macacos en el NIA recibían menos grasa a cambio de más proteína y fibra. Los carbohidratos componían aproximadamente el 60 por ciento en peso de las dos dietas, pero la proporción de sacarosa en el NIA no excedía el siete por ciento y en UW llegaba a 45 por ciento. En ambos estudios, los monos obtenían suficientes vitaminas.

Difería también el régimen de alimentación. En NIA a los monos se les daba de comer por primera vez a las 6:30 am y se recogían los alimentos no consumidos después de tres horas; la segunda vez era a las 13:00 y no se recogían los restos. En la UW los animales recibían su ración diaria completa a las 8:00 y los alimentos no consumidos se retiraban a las 16:00, no permitiéndoles comer por la noche.

Se pudo conocer en el reciente análisis que en el estudio de NIA los macacos del grupo de control recibieron menos calorías de las que se necesita para alcanzar su tamaño absoluto, y una parte de monos del grupo experimental comenzó a recibir la dieta baja en calorías en la adolescencia, lo que reduce automáticamente su esperanza de vida.

El reprocesamiento de datos estadísticos y su comparación con los valores medios para los monos rhesus de laboratorio han demostrado que la introducción de una dieta baja en calorías en la edad adulta y en la vejez realmente extiende la vida de los monos: en promedio en alrededor de dos años para los machos y cuatro para las hembras. Al mismo tiempo, seis animales vivieron más de 40 años que es un récord absoluto para esta especie (la esperanza de vida media de los monos rhesus es de unos 26 años, solo el 10% de ellos alcanza a vivir hasta 35 años). Estos resultados no son tan impresionantes como los arrojados por la levadura y los invertebrados (la esperanza de vida aumentaba en varias veces), y para los ratones (hasta 50 por ciento), pero también son estadísticamente significativos.

También se reveló que la restricción de la ingesta de calorías reduce significativamente la incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y la diabetes que son las principales enfermedades no transmisibles que llevan a la muerte prematura. «En general, nuestros resultados confirman que la reducción de calorías beneficia la salud de los monos, y es muy probable que así sea para el hombre», escribieron los investigadores.

Aparte de las dietas bajas en calorías los métodos prometedores para hacer más lento el envejecimiento y prolongar la vida incluyen la inhibición de la vía celular de señalización de mTOR con rapamicina, la ”purificación” medicinal del organismo de células viejas o el trasplante de glándulas sexuales juveniles.

 

Oleg Lichuk

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