Tenía 31 años, se llamaba Steve Delrío y se dedicaba a atracar bancos.
Hasta que lo atrapó la policía de Phoenix, bloqueando su coche en una jugada maestra.
No le dieron tiempo ni a salir del vehículo con su pistola. Se ve perfectamente la escena en la grabación, porque las cadenas de televisión de Arizona estaban retransmitiendo el incidente en vivo y en directo.
Y comentaban entusiasmados, como se escucha a algún locutor. Hay un instante, cuando los vehículos policiales, en una maniobra casi perfecta, ‘emparedan‘ al coche en que huye Steve, como se oye a un periodista decir: «¡Beautiful!»
A Steve Delrío Lo agujerearon como un colador, disparando desde varios ángulos.
En ese instante, viendo los impactos de bala en el parabrisas y los laterales, los periodistas del estudio de televisión se limitan a emitir una serie de «ah, oh, ufff», entre el miedo, la sorpresa y la consternación.
El fallecido contaba con un amplio historial delictivo, y minutos de que lo enviaran al otro mundo, había atracado un banco.