Se libró por un pelo el siempre voluntarioso Antonio Ruiz.
El fotógrafo costarricense estaba decidido a conseguir las mejores imágenes de cocodrilos en su habitat natural.
Raro en él, porque tiene experiencia, no calibró ajustadamente lo arriesgado de su aventura que casi termina con un final fatal.
El reportero, se apostó en la orilla del rio Tarcoles, en Costa Rica, mientras sus amigos tiraban comida a los cocodrilos, para atraerlos al borde y que Antonio lograra mejores imágenes.
La chavalada, enfebrecida, también gritaba y alguna chica advertía desde arriba al fotógrafo que quizá estaba demasiado cerca de los animales.
Ensimismado y a la vez que ordenaba al personal no hacer tanto ruido, Antonio seguía concentrado en su cámara, mirando sólo por el visor, sin prestar atención adonde iba metiendo los pies.
Y sin tener en cuenta que a pesar de lo que aparentan, los cocodrilos se mueven con mucha rapidez.
El vídeo de David Clow, una amigo de Ruiz, es elocuente: Los pies de este al alcance de uno de los cocodrilos que estuvo a punto de pillar carne y arrastrarlo al agua.
Casi se convierte en la merienda de estos voraces saurios.
