TRAPPIST-1: corta distancia entre planetas facilitaría que alberguen mismas formas de vida

Los tres de los siete planetas del recientemente descubierto sistema TRAPPIST-1 guardan entre sí una distancia apenas mayor a la que hay entre la Tierra y la Luna (384.400 km) y se ubican en la zona habitable del sistema.

De acuerdo con una reciente investigación de la Universidad de Harvard, publicada en el repositorio Arxiv, estos tres planetas (que bien podrían contener vida a la luz de sus similitudes con la Tierra) podrían ser un corredor o un circuito para diferentes formas de vida que, viajando entre cada uno de ellos, podrían haberse instalado en más de uno.

TRAPPIST-1 es una estrella enana roja, fría pero lo suficientemente cercana a sus planetas como para permitir la existencia de vida en ellos, esto es, para conservar agua en estado líquido, un requisito reconocido largamente por la ciencia para el nacimiento y sustento de la vida.

En distancias tan cortas, cuando un meteorito, por ejemplo, golpea alguno de los planetas, los restos de la colisión podrían viajar a otro de estos. Y con ello, la vida. En otras palabras: bacterias u otros organismos, a bordo de restos de meteorito, podrían recibir un “aventón” en estos residuos y así llegar a los otros planetas cercanos.

El proceso, llamado panspermia, para algunos científicos, fue el responsable de la aparición de la vida en la Tierra, proveniente desde Marte (del que nos separan unos 225 millones de kilómetros).

Manasvi Lingam y Avi Loeb de la Universidad de Harvard han determinado que este tipo de transferencia es 1000 veces más probable que ocurra entre los planetas TRAPPIST-1 que entre la Tierra y Marte, básicamente por la corta distancia entre los mismos.

Ello hace viajes más cortos y, con ello, una menor exposición al vacío del espacio, el frío del mismo, la falta de una atmósfera y la radiación presente en él, factores que sin duda afectan a cualquier organismo que lo surque incluso a bordo de un trozo veloz de meteorito.

«Debido a que estas distancias están tan cerca, muchos tipos más diferentes de especies, microbianas o no, podrían migrar de un planeta a otro», dice Lingam.

El equipo comparó el sistema TRAPPIST-1 con una serie de islas, utilizando modelos matemáticos de ecología insular para describir la migración y extinción de especies entre las mismas. «No sería sorprendente encontrar las mismas formas de vida en los tres planetas habitables cerca de TRAPPIST-1», dice Loeb.

No obstante, como señala la bióloga Valeria Souza, de la Universidad Nacional Autónoma de México, citada en la web New Scientist, estos modelos no son aplicables a planetas, formaciones muy distintas a islas.

Más aun, no se tiene certeza sobre la ocurrencia de la panspermia en nuestro propio sistema solar, por lo que señalar que es “1.000 veces más probable en TRAPPIST-1” es una afirmación cuya dimensión no es clara del todo.

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