No saben ni dónde se meten, ni con qué pie pisan, pero ahí siguen, dadndo la lata y tratando de cazxar fantasmas.
El juez que investiga el ‘caso del Pequeño Nicolás’ ha citado a declarar como imputado al comisario José Villarejo por revelación de secretos (El caradura del ‘Pequeño Nicolás’ gana más de 2.200 euros al día).
Para quien no conozca al personaje, recordamos que Villarejo, que empezó a trabajar como agente encubierto ya a finales de los años 80 y pasa ya de los sesenta aunque no se note, actúa casi siempre con identidades supuestas y con aspectos físicos que cambia en cada misión (Isabel San Sebastián demanda a El Confidencial por «pisotear su honor» con el informe Villarejo).
Actualmente está adscrito a la UNIDAD de INTELIGENCIA que depende directamente del DIRECTOR ADJUNTO OPERATIVO de la POLICIA NACIONAL (La pregunta de Villarejo a Javier Ayuso, de El País: «¿Lo haces como periodista o como emisario del CNI?»).
Ha prestado servicios como infiltrado en escenarios casi siempre relacionados con el terrorismo, primero de ETA y desde los últimos 20 años, sobre el fundamentalista islamista, con tareas en Somalia, Irán, Irak, Afganistán, Líbano y Siria entre otros.
Tensiones con otros servicios de inteligencia, así como la tozudez de su conducta que le hace inmune a las presiones, le han granjeado más de un enemigo (Hay que ahorrar en papel higiénico y… ¡hacer caja!).
El Juzgado de Instrucción nº2 de Madrid, que investiga la supuesta «grabación ilegal» y la difusión de una reunión secreta entre el comisario Marcelino Martín Blas, otro inspector de Policía y dos agentes del CNI, ha debido pensar que el comisario es una buena pieza y trata de empitonarlo como sea.
El magistrado ha citado a Villarejo para este mismo lunes 27 de junio y lo ha hecho en contra del criterio del fiscal, que no veía motivos para investigar al comisario de policía.
Curiosamente, el juez imputa y cita al comisario Villarejo acusándolo de la filtración de una grabación y no actúa contra el comisario Martín Blas, que en esa conversación pedía «lavar las pruebas» falsas fabricadas contra el pequeño Nicolás.
Según un informe realizado por la Comisión Judicial de la Policía, el periodista Carlos Mier habría utilizado «aplicaciones de móvil» para conseguir grabar un encuentro secreto tras llamar al número del también comisario Marcelino Martín Blas (La feroz carta de respuesta del comisario más oscuro al periodista más amable).
En dicho informe policial, el comisario pide la detención de Mier y del comisario Villarejo y su pareja. A los tres los señalaba como los artífices de la «grabación ilegal» y los responsables de su posterior filtración a los medios de comunicación. Para ellos también pedía entrada y registro en sus domicilios particulares y oficinas, así como la incautación de sus aparatos móviles y electrónicos.
Este 22 de junio de 2016, el periodista Carlos Mier declaraba en el mismo juzgado sobre la reunión grabada y presuntamente celebrada en 2014, en la que cuatro mandos policiales y de Inteligencia hablaron de la «fabricación de pruebas falsas» contra el pequeño Nicolás en el marco de la conocida como ‘Operación Nicolay’.
La grabación fue filtrada a diferentes medios de comunicación y, aunque a día de hoy se desconoce quién fue el autor de la misma, el informe señala a Mier como la persona que realizó la grabación.
El propio Marcelino Martín Blas, en un informe fechado el pasado 20 de mayo y remitido en nombre de la Comisión Judicial de la Policía Nacional, acusaba al director adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino, de «proteger» al comisario José Villarejo e intentar «obstaculizar» la investigación de la citada «grabación ilegal».
En ese informe, Martín Blas pedía la detención de tres personas y la entrada en el domcilio «con el uso de la fuerza si fuera necesario» e incautación de los dispositivos móviles de un total de 14, entre mandos policiales y periodistas, entre ellos el periodista Eduardo Inda.
También solicitó la declaración del propio ‘pequeño Nicolás’ como investigado.
