Seguramente no les suene su nombre pero sí su historia. Robert Bobroczky, el gigante rumano de tan sólo 17 años y 2,34 metros de altura, que se daba a conocer probando con el Stellazzurra en un par de torneos. Desde diciembre de 2016 continua su formación en instituto Spire, donde debutaba a inicios de 2017.
El jugador sigue creciendo este curso en Ohio, donde disputa su campaña sophomore. Ya juega cerca de 11 minutos por duelo, y es un ejemplo de superación. De pequeño le diagnosticaban escoliosis, enfermedad que le limita su movilidad en pista y le produce problema en la parte baja de la espalda. Pese a ello sigue trabajando para desarrollar su juego y entre sus logros de este año está el de colgarse del aro.
Lo cuenta el prestigioso New York Times, que dedica un amplio reportaje al jugador. Pasan los cursos pero sigue sorprendiendo en Estados Unidos. Allí Bobroczky cuenta quién es su ídolo y modelo: Kristaps Porzingis. El ala-pívot letón desafiaba a la lógica haciendo cosas impensables para un jugador que roza los 2,20. Un estilo de juego que el gigante rumano quiere emular.
Y es que a pesar de su altura, el pívot es capaz de lanzar de 3, darse la vuelta a 4 metros del aro para buscar la tabla y encontrar a sus compañeros con habilidad. Su principal problema, además de la enfermedad, es su bajo peso: sigue una dieta especial –4.500 calorías diarias– para intentar hacer sostenible la práctica del deporte.
“Me gusta machacar, pero creo que todavía no tengo lo suficiente como para empujar a los rivales hacia el aro y machacar sobre ellos”, comenta en el reportaje. “Hundirla es importante, pero cuando empiece a ganar algunos kilos, empezaré a hacerlo más a menudo”.
Sobre Porzingis, el rumano afirma que “me gustaría preguntarle que qué consejo me daría. Sobre lo que sea. La vida, el baloncesto, todo”. Ya se encontraron en Sevilla hace unos años, ¿volverán a verse las caras en Estados Unidos?
