Primeras imágenes de los niños tailandeses rescatados de la cueva en el hospital

Los niños del equipo de fútbol tailandés y su entrenador, que han pasado 17 días atrapado en una cueva, ya están a salvo. Después de pasar unos días en el hospital, los cuatro primeros menores van a recibir el alta médica el domingo, según han anunciado las autoridades.

El doctor Thongchai Lertwilairattapong, inspector general del Ministerio de Sanidad Pública, ha dicho en una rueda de prensa que el primer grupo de chicos, de entre 14 y 16 años, que salió de la gruta el domingo pasado, ya come alimentos con normalidad y duerme bien, sin necesidad de sedantes.

Los otros cuatro rescatados el lunes y los cinco que salieron al día siguiente, entre ellos el entrenador, tendrán que esperar una semana para poder volver a sus casas. Thongchai ha indicado que los últimos también duermen bien.

Los médicos han permitido este miércoles, por primera vez, que los padres de los chicos rescatados el domingo y el lunes pudiesen entrar en la zona del hospital, aunque con guantes y ropa especial y teniendo que mantener una distancia de dos metros.

Con esta medida, los doctores quieren evitar que los rescatados, que tienen las defensas bajas, se contagien de alguna enfermedad que retrase su mejoría.

Todos se recuperan con normalidad y su vida no corre peligro. De media, han perdido de media unos dos kilos de peso cada uno durante los días que permanecieron en la gruta, de los que nueve los pasaron desaparecidos y sin comida.

Los doce escolares, de entre 11 y 16 años, y el entrenador, de 26, se internaron en la cueva Tham Luang, situada en el norte de la provincia de Chiang Rai, durante una excursión el 23 de junio tras completar un entrenamiento de fútbol cuando una súbita tormenta inundó el camino de salida.

La madre de uno de ellos dio la alerta al ver que su hijo no regresaba, pero no los encontraron hasta nueve días más tarde, hambrientos y débiles, en una caverna a cuatro kilómetros de la entrada.

El rescate empezó el domingo pasado por etapas, pero primero tuvieron que recobrar fuerzas y aprender a bucear, porque muchos no sabían nadar. Dos buzos, uno delante y otro detrás, empezaron a extraerlos el domingo pasado, primero un grupo de cuatro.

El lunes salieron otros cuatro y el martes el resto, en una operación cuya dificultad quedó patente con la muerte, el 5 de julio, de un voluntario antiguo miembro de los grupos de élite de la Marina al quedarse sin aire durante una inmersión.

Según :EFE

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