Fascinante.
En el siglo XVI, cuando María Estuardo quería ascender al trono de Inglaterra, los Estados Pontificios crearon un sistema de información infalible que ha llegado hasta nuestros días.
Son los espías del Papa, cuyas biografías recoge ahora en un libro una de las personas que más sabe el mecanismo por el que se mueve el Estado Vaticano.
Eric Frattini, nacido en la peruana Lima en 1963 pero afincado en España desde tiempos inmemoriales, es un periodista especializado en servicios secretos de todo el mundo.
Tiene Frattini muchos años de experiencia y muchas publicaciones en este tema.
Entre sus trabajos más destacados se encuentran los libros dedicados al Mossad, la KGB, el MI6 y la CIA, así como los servicios secretos del Vaticano, con una primera publicación titulada «La Santa Alianza. Cinco siglos de espionaje vaticano», a la que siguieron otras como «Los cuervos del Vaticano» y el que comento en el que los protagonistas son los principales espías que han servido a la Santa Alianza desde su fundación en 1566 por Pío V, hasta Juan Pablo II.
Este libro es principalmente una serie de biografías de veintiún personajes que han trabajado para la Santa Alianza, así como de las operaciones secretas que han protagonizado en prácticamente todos los pontificados entre el siglo XVI y el XXI. La excepción son los pocos años en que el Papa Juan XXIII suspendió todas las actividades de la entidad, que es como se conoce desde principios del siglo XX al servicio secreto del Vaticano.
Todos estos hombres al servicio del Papa y del catolicismo formaron parte de la primitiva Santa Alianza, a la que luego se añadirían el Sodalitium Pianum (la Sociedad de Pío X), creada en 1906 para combatir los movimientos modernizadores, y que se convertiría en el servicio de contraespionaje.
Finalmente, se creó el Comité de Seguridad dentro de la Guardia Suiza por Juan Pablo II para controlar la seguridad de los Papas en sus desplazamientos.
En el libro aparecen hombres que han actuado siempre en medios difíciles para el papado, desde la Inglaterra del cisma de Enrique VIII, pasando por los años de persecución en la Francia de la revolución, o por los grandes trastornos del mundo en el siglo XX como la revolución bolchevique o el nacionalsocialismo.
Esta fue una época en la que la actitud, cuando menos, ambigua de Pío XII ante lo que sucedía en Alemania y en toda Europa no estaba demasiado clara.
