Funcionó el miedo el 26-J de 2016, pero no al fusilamiento en el paredón, al ‘terror rojo’ estilo Monedero o a las milicianas teta al aire tipo Rita Maestre.
El temor real de la gente, lo que al final dio 137 escaños al PP de Mariano Rajoy y dejó con dos palmos de narices a Pablo Iglesias y sus cuates, ha sido al rídiculo.
Prueba de ello es como van Twitter, Facebook, Youtube y resto de las redes sociales estos días. Lo que antes era pasto fresco para las cuadrillas de Podemos, es ahora terreno abonado para la rechifla y el cachondeo a cuenta de los podemitas. En este caso, es una especie de ‘Pasión de Gavilanes’ en versión política española y que titulamos ‘Pasión de Gañanes’.
El drama y no es menor, es que ellos -a tenro de las declaraciones que están haciendo estos días Pablo Igleias o Iñigo Errejón, siguen sin enterarse, porque hay en los liderazgos de los nuevos partidos un componente narcisista que dificulta su comprensión de la realidad al interpretarla desde una autoestima agrandada.