Qué razón tiene Sergio Espí cuando dice que no tiene ningún sentido lo que hace Telecinco pero que al final la gente lo acaba viendo porque no tenemos remedio. Así que de nuevo estamos en esas, enganchados lamentablemente a esa casa de locos cargada de malos rollos, chillidos y alguna que otra risa suelta, para que Vasile siga haciendo caja con este show de famoseo de quinta línea que parece hacer las delicias del espectador. Y lo peor de todo es que encima viene pasando que estos concursos carecen de toda emoción, quizás por esa índole hooligan de los espactadores. Apenas unos días de reality y ya sabemos quién va a ganar.