La masturbación es la primera de las prácticas sexuales que aparece en el desarrollo de hombres y mujeres. Tiene como función el autodescubrimiento del cuerpo y la activación de las fantasías sexuales, que favorecen la respuesta orgásmica. La masturbación puede ser una práctica solitaria o se puede hacer en pareja.
La autoexploración brinda una conexión más íntima con uno mismo: se reduce la ansiedad y no existe la presión de estar sincronizados con el otro para llegar al orgasmo. Esta unión con las fantasías crea un mundo imaginario que se puede modificar, es un potente reductor de estrés, ya que aumenta el nivel de dopamina y la oxitocina en el cuerpo, generando una sensación de placer y bienestar. En algunos casos, la intensidad del orgasmo y las hormonas que se liberan durante la excitación provocada por la masturbación, ayudan a relajar y aliviar el dolor de ovarios.
