No sólamente la cúpula de la entidad disfrutaba de tarjetas ‘black’, sino que también las tenían sus chóferes. Estas tarjetas no eran para que las usaran ellos a su antojo, sino para pagar más caprichos de sus jefes. Es decir, que estos superdirectivos tenían su ‘tarjeta opaca’ con la que pagaban de todo y otra tarjeta ‘black’ que no estaba a su nombre, pero de la que sí se aprovechaban.