Los callos en los pies serán feos, pero también son tus aliados cuando haces deporte

Para algunos es el precio que pagan muchos deportistas cuando se ejercitan con frecuencia. Pero lejos de ser un castigo a la perseverancia, los callos tienen una función muy importante.

Su razón de ser ha sido muchas veces socavada por la estética.

Y, como explica Ricardo Ortega Sánchez en su libro «Medicina del ejercicio físico y del deporte para la atención a la salud», los callos no siempre son perjudiciales.

«En algunos deportes como la gimnasia, la carrera, los bolos, el golf o el tenis, pueden ser ventajosos», escribe el experto.

Así que, aunque nos cueste creerlo (o nos parezcan feos), no siempre hay que evitarlos.

Pero, ¿cómo identificar los callos «buenos» de los callos «malos»?

No siempre hay que evitarlos

Generalmente los callos surgen de forma progresiva.

En términos médicos, son una hiperqueratosis: un engrosamiento de la capa externa de la piel que busca protegerse de un estímulo constante.

El callo es un punto de referencia para saber cómo está siendo la dinámica de nuestro movimiento
Carlos de Teresa Galván, experto en medicina del deporte

«Son un mecanismo de adaptación frente a un estímulo que tiene el riesgo de dañar a nuestra piel», le dice a BBC Mundo el doctor Carlos de Teresa Galván, miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Española de Medicina del Deporte.

Y, para Galván, todos en cierta medida son aliados de los deportistas porque les alerta sobre algo en su performance que no están haciendo de manera idónea y que deben cambiar.

Según el especialista, hay que estar sin embargo alertas a un callo que no corresponde a los puntos normales de apoyo del pie, que son la cabeza del primer y del quinto metatarsiano en la planta del pie y en el calcáneo.

Mientras que en el caso de la mano, puede ser una señal de que hay algo mal con la forma cómo se está sujetando la raqueta o cómo se está agarrando el timón de la bicicleta.

«Desde ese punto de vista podríamos prevenir un callo en un área no deseable y para ello hay que procurar que el gesto deportivo sea lo más adecuado posible y que la distribución de las presiones que tengamos sean también las más adecuadas posibles», explica Galván.

«El callo es un punto de referencia para saber cómo está siendo la dinámica de nuestro movimiento», destaca.

Por eso, para Galván, hay que prevenir los callos que no nos protejan frente a «un estímulo normal, ya sea sujetar la raqueta o correr», es decir, los callos en zonas que «no deberían estar estimuladas».

Pero si uno juega tenis o corre frecuentemente, lo normal es que las palmas y plantas de la mano y del pie tengan zonas con mayor queratosis que otras, pues se trata de un mecanismo de protección.

No todos se deben eliminar

«El callo no se debe quitar. Sólo se tiene que eliminar cuando produce daño, cuando causa algún tipo de sintomatología como el dolor», indica Galván.

«En ese caso, la hiperqueratosis que se produce, es decir, el aumento de la densidad en esa zona, ha alcanzado una magnitud que nos produce síntomas y hace que el movimiento deportivo (que involucra esa parte) no vaya a ser el adecuado».

De acuerdo con el doctor, si el callo no produce dolor o daño y lo quitamos, estamos desprotegiendo lo que, de una forma adaptativa, se ha producido en nuestra piel para defendernos de ese estímulo constante.

«Si la raqueta me ha producido callos en algunos puntos en los que normalmente hago más presión y quito esa hiperprotección, lo que puedo provocar es que en un momento determinado tenga una lesión», indica el especialista.

Pero si el callo está produciendo dolor e incomodidad, lo ideal es acudir a un especialista, dermatólogo o podólogo, para que revise la zona.

Los especialistas sugieren que nunca intente quitárselos usted mismo porque puede provocarse una infección y hasta una lesión.

El doctor Fonseca indica que hay tratamientos con productos queratolíticos que ayudan a disolver las callosidades y también hay otras opciones muy precisas como cortarlos.
Antes de salir…

Por lo demás, los expertos indican que es importante que se comience a hacer ejercicios de una manera progresiva para que el organismo se adapte.

«Escoger un calzado adecuado es clave», señala Fonseca.

«Hay zapatillas especiales para las personas que van a comenzar a correr con regularidad, mientras que los maratonistas experimentados usan otro tipo de zapatos», recalca Galván.

Mientras que Ortega Sánchez menciona como medidas preventivas: «uso de zapatillas o zapatos que ajusten adecuadamente, plantillas dentro de las zapatillas, separadores de metatarsianos, órtesis que refuercen los arcos plantares y un almohadillado adecuado de las zapatillas o del equipo deportivo».

En el mercado también hay cremas que protegen las zonas donde habrá mayor roce durante la ejecución ejercicio, las que, de acuerdo con Galván, pueden llegar a ser bastante efectivas.

Y en el ciclismo de montaña, en el que los deportistas deben bajar por colinas muy empinadas, los guantes pueden ayudar a evitar lesiones en las palmas de las manos.

«En general, las medidas que permitan acolchar las áreas sometidas a la presión y el roce son importantes», indica Fonseca.

Pero, si uno practica mucho deporte, uno que otro callo puede ser inevitable.

Este artículo fue publicado originalmente en BBC Mundo. Leer más

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