Donald Trump ha encontrado por fin un digno competidor en lo que se refiere a uno de sus característicos rituales protocolarios: estrechar la mano de forma ‘brutal’. Se trata del presidente de Tayikistán, Emomali Rahmon, que topó con su homólogo de EEUU en la Cumbre Islámica Árabe-Estadounidense en Arabia Saudita y decidió, sin encomendarse a nadie, ejecutar allí su proeza. Aprovechando un breve momento frente a las cámaras, ambos mandatarios se dieron lo que parecía ser un común apretón de manos. Para sorpresa y espanto del presidente de EEUU, que siempre ha gando estas batllas de gestos, Rahmon comenzó a agitar con fuerza el brazo de Trump, haciendo que se moviera como si fuese de goma. El desprevenido mandatario estadounidense notó la magnitud del agarre de Rahmon y sonrió como un tonto ante los fotógrafos, pero cuando quiso soltarse, el tayiko prolongó e intensificó su gesto.