Las cuevas que prueban que los Neanderthal fueron caníbales

En lo profundo de las cuevas de Goyet en Bélgica, los investigadores hallaron irrefutable evidencia que los Neanderthal no solo devoraban equinos o renos: también se comían unos a otros. Los huesos de un recién nacido, un niño y cuatro adultos o adolescentes que vivieron hace alrededor de 40.000 años muestran signos claros de cortes o fracturas para extraer la pulpa y el tuétano dentro de sus huesos, al igual como se hacía con otros animales.

El canibalismo se practicaba aquí indiscutiblemente, indicó a la agencia AFP el arqueólogo belga y coautor del estudio Christian Casseyas, refiriéndose a una cueva escondida en el bosque de las Ardenas. Los huesos de Goyet datan de cuando los neandertales se acercaban a su extinción antes de ser reemplazados por los Homo Sapiens, con quienes también se aparearon. En algún momento considerados hombres de las cavernas muy primitivos, estudios han determinado que los neandertales eran de hecho seres sofisticados que cuidaron de los cuerpos de sus muertos y realizaron ritos de entierros. Pero existen, simultáneamente, cada vez más pruebas de que se comían a sus muertos.

El canibalismo Neanderthal se ha visto al momento solo en poblaciones al sur de Europa, en las zonas ibéricas de El Sidrón y Zafarraya, y en Francia en Moula Moula-Guercy y Les Pradelles.

Las cuevas del Goyet fueron ocupadas desde el Paleolítico. De 250 metros de largo, fueron esculpidas dentro de la piedra caliza por el Samson, una pequeña corriente que aún fluye metros debajo. Empezaron a revelar sus secretos a mediados del siglo XIX gracias a uno de los padres de la paleontología, Edouard Dupont (1841-1911). Geólogo y director del Museo Real de Historia Natural de Bélgica, Dupont exploró en varias cuevas, incluyendo la del Goyet en 1867, colectando una enorme cantidad de huesos y herramientas. Sus descubrimientos permanecieron en los archivos del museo (hoy llamado Instituto de Bruselas para las Ciencias Naturales) por más de un siglo.

Solo en el 2004, el antropólogo Patrick Semal descubrió, ocultos entre las cajonerías huesos que Dupont creyó pertenecían a humanos. Semal distinguió una quijada que según él indiscutiblemente le pertenecía un Neanderthal. A partir de entonces, varios científicos han intentado examinar y clasificar la colección de Dupont.

Recientemente, un equipo internacional liderado por Helene Rougier, antropóloga de la California State University Northridge, probó a partir de los huesos hallados en Goyet que los Neanderthal que allí vivieron fueron caníbales. “Los huesos muestran huellas de cortes para desarticular y remover la carne”, indica el trabajo de Rougier. Los Neanderthal rompieron esos huesos de la misma forma que hacían con los de caballos y renos.

El trabajo fue publicado el pasado julio por la revista Scientific Reports, pero fue recién la atención de medios internacionales. A partir de él, sostienen los autores, se puede concluir que los Neanderthal murieron y fueron comidos en las citadas cuevas, la primera vez que se ve esto al norte de Europa.

El trabajo indica, sin embargo, que las razones del canibalismo continúan siendo un misterio. Se desconoce si fue una práctica sistemática o excepcional, si fue por necesidad, o un rito simbólico. “La razón continua en discusión”, dijo la autora.

La ciencia continúa realizando fascinantes descubrimientos sobre los Neanderthal. Un estudio publicado en octubre reveló que los humanos modernos portamos el virus del papiloma humano VPH porque nuestros ancestros tuvieron relaciones sexuales con los Neandertal y los Denisova, alrededor de 100.000 años atrás. Otra investigación, publicada en setiembre, demostró con hallazgos  en cuevas en Francia que los Neanderthal eran capaces de hacer sus propias joyas.

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