La sangre del dragón de Komodo lo resguarda de los peligrosos microbios que lo rodean

Una reciente investigación del Colegio de Ciencias de la Universidad George Mason, Estados Unidos, revela que el animal con una de las mordidas supuestamente más venenosas de la naturaleza, el dragón de Komodo, debería su autoinmunidad a una variedad de bacterias a una proteína antimicrobiana en su sangre. La misma podría conducir en el futuro al desarrollo de poderosos antimicrobianos.

El documento es publicado en la revista Journal of Proteome Research.

Si bien son superados en tamaño por los cocodrilos entre los reptiles, los dragones de Komodo son los lagartos más grandes en su subespecie, llegando a medir hasta 3 metros de largo. Su inusual tamaño muchas veces ha sido atribuido a una inusual fauna que habitaba la actual Indonesia hace 15 millones, cuando estos animales llegaron a la isla para tomarla como hábitat natural para siempre.

La saliva de estas criaturas contiene al menos 57 especies de bacterias, que se cree que contribuyen a la desaparición de su presa por sepsis, cuando es atacada con una mordida del animal. Sin embargo, el dragón de Komodo parece resistente a estas bacterias, y el suero sanguíneo de estos animales ha demostrado tener actividad antibacteriana.

Las sustancias conocidas como péptidos antimicrobianos catiónicos (PCAs) son producidas por casi todas las criaturas vivas y son parte esencial sus sistemas inmunes. De ahí que el equipo haya buscado aislar los PCAs de la sangre de dragón de Komodo, como lo habían hecho previamente con sangre de caimán, para expandir la biblioteca de PCAs conocidos para estudios terapéuticos.

Para ello, emplearon un enfoque llamado bioprospección, que consiste en incubar la sangre con partículas de hidrogel cargadas negativamente, desarrolladas para capturar los péptidos, que están cargados positivamente. Con este método, identificaron y secuenciaron 48 PCAs potenciales con espectrometría de masas. Todos excepto uno de estos eran derivados de proteínas histonas, que tienen funciones antimicrobianas. Ocho fueron sintetizados y probados contra pseudomona aeruginosa y staphylococcus aureus. Siete de los péptidos mostraron una potencia significativa frente a ambas bacterias. El octavo solo fue eficaz contra la pseudomona aeruginosa. Los investigadores concluyen que el plasma sanguíneo de dragón Komodo contiene una serie de péptidos antimicrobianos potencialmente viables que podrían ayudar a conducir a nuevas terapias.

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