La electricidad sí surte efecto contra la depresión

Los choques eléctricos, aunque en baja intensidad, sí pueden resultar beneficiosos para el funcionamiento del cerebro, en particular para mejorar el estado de ánimo y combatir la depresión, según un reciente informe, publicado en la revista Clinical Neurphysiology, de un equipo médico del Hospital Henri Mondor de París, Francia.

En la actualidad, la terapia electroconvulsiva es administrada clínicamente a pacientes que, anestesiados, han recibido anteriormente tratamiento contra ciertas enfermedades mentales, sin éxito. Consiste en aplicar pequeñas descargas a través del cerebro para generar en él un cambio en su química que revierta los síntomas del desorden.

Ello dista de la imagen estereotipada, con justa razón, que se tiene  sobre los electroshocks, que antes que a terapia suenan a tortura. Estos eran administrados sin anestesia y sin un control adecuado sobre el voltaje empleado, llevando ello a pérdida de memoria en los pacientes, huesos rotos y otras secuelas negativas.

La estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS) implica el uso de electrodos para enviar una corriente débil a través del cerebro, a fin de estimular el tejido cerebral y  con ello el aprendizaje acelerado e incluso combatir la depresión, las secuelas de accidentes cerebrovasculares y, según varios estudios, la esquizofrenia, el Parkinson, el tinnitus y el autismo.

No obstante, varios de estos estudios han terminado siendo difíciles de replicar, y dos análisis recientes no encontraron evidencia de que la tDCS sea efectivo.

El equipo liderado por el neurofisiólogo Jean-Pascal Lefaucheur ha hecho una revisión exhaustiva de los estudios mencionados, particularmente en los que se controló el efecto placebo y en que se utilizó la tDCS como un tratamiento médico diario en al menos 10 pacientes.

Ello reveló que la tDCS surte efectos fiables en la depresión, la adicción, el antojo y la fibromialgia; mas no en el tinnitus (la percepción auditiva de un ruido en realidad inexistente). Tampoco se halló se halló evidencia concluyente sobre el efecto de esta terapia sobre las secuelas de accidentes cerebrovasculares.

Y es que las conclusiones sugieren que la tDCS tiene efecto en pacientes cuyos cerebros no requieren reestructuración.

Aunque reputadas instituciones médicas estadounidenses como la Clínica Mayo consideran a la tDCS como terapias alternativas válidas para pacientes con desórdenes, es improbable que comiencen a ser empleadas en más centros de salud, pues a comparación de los fármacos, cuentan con estudios de escala pequeña (los del estudio mencionado en este artículo, incluyeron como máximo 25 participantes).

No obstante, otros hallazgos del trabajo —como la posición exacta de los electrodos para surtir efecto, la fisiología de la persona para beneficiarse más de ello— suman a allanar el camino para que la terapia se popularice gradualmente.

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