Ni los ídolos más ensalzados escapan a la ley de la gravedad, esa que les hace bajar a la tierra y, literalmente, tragársela. El último en sufrir sus efectos ha sido el cantante Justin Bieber.
Durante un concierto el 16 de junio de 2016 en Saskatoon —en Canadá, su país natal—, dio un susto a sus fans al colarse por un agujero que no vio en el suelo del escenario.
La caída fue tan fuerte que en el vídeo puede oírse el golpe. Tras recomponerse, cogió el micrófono, se rió y dijo: «Menos mal que soy como un gato y he caído sobre mis pies«.
Bieber ya sufrió otra caída durante un concierto en abril, cuando resbaló al bailar sobre un charco de agua, y en octubre de 2012 protagonizó otro desafortunado momento al vomitar sobre el escenario.
