Julián Duque, cocinero y propietario del ‘Grupo Julián Duque’. 1-7-2013

«En pleno corazón de España, abrazada por los ríos Eresma y Clamores, cercada por la frondosa sierra de Guadarrama se yergue en un peñón calizo la sensual Segovia, poéticamente apodada «navío de piedra» desde el siglo XVI, por su alargada configuración. En efecto, panorámicamente observado, el Alcázar o»proa», rompe el dorado «mar» de Castilla, la catedral hace de palo mayor y el monumental acueducto, el sitio donde colocar un velamen. Por su empedrado dédalo medieval de angostas callejuelas, sus palacios cargados de Historia, deslumbrante catedral, ese prodigio de berroqueño encaje milenario que dicen obra satánica –el elegante acueducto, hito de la ingeniería civil peninsular-, la pintoresca ciudad, enamorando al mundo, fue declarada en 1985 por la Unesco «Patrimonio de la Humanidad». Belleza, leyendas y artes gastronómicas van asidas de la mano en la turística y alegre cuna de SanFruto. Figones, mesones, tabernas y restaurantes proponen su sabrosa ruta de lechazos, perdices, codornices y delicias del huerto segoviano. En el capítulo de los dulces, el suavísimo ponche, rebosante de fragante crema, abrigado de oloroso mazapán, espolvoreado de azúcar glas y tostado con unapieza de hierro al rojo vivo, es uno de los florones de la repostería del terruño. De su rica cocina, buen vivir y alta gastronomía hablamos hoy con el líder de los fogones locales, Julián Duque, heredero de una fabulosa saga de cocineros curtidos por más de 118 años de experiencia en la ciudad que tanto inspiró a Antonio Machado.»

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