En las fotografías recogidas en su libro, incluso en las más recientes después del atentando de ETA, siempre sale sonriendo. Su sonrisa era el mensaje que aquella niña de 13 años lanzó a toda la sociedad española desde la cama de un hospital. Con el peso de la madurez, esta joven madrileña reedita Saber que se puede (Ed. Martínez Roca) para «quitarle la visceralidad» de un momento determinado en el que opinaba sobre terrorismo o nacionalismo para hacer un «un libro de psicología positiva y de superación personal».