Toneladas de carne de cerdo reducidas a cenizas. Es la consecuencia del nuevo decreto que el Gobierno ruso ha promulgado para impedir que los alimentos occidentales se salten el embargo y entren en los hogares.
Solo el jueves las autoridades rusas destruyeron 319 toneladas de productos agrícolas como manzanas, tomates o queso. Una decisión que ha indignado a parte de la sociedad rusa, que exige que se retire el decreto y que se reparta la comida entre la población más desfavorecida.