Como buen neocatecumenal que es, Fernando Giménez, de 43 años, casadoy con cinco hijos, comenzó su disertación en los desayunos del Foro de la Nueva Economía, lanzando lo que los Kikos llaman el «kerigma«. Es decir, una idea religiosa seductora, propositiva y llamativa. Anunciada con fuerza y en un foro como el del hotel Ritz, donde este tipo de propuestas no suelen ser habituales. Ni siquiera entre los personajes eclesiásticos.