Durante los años del Tercer Reich, los niños y los adolescentes alemanes fueron adoctrinados por una de las organizaciones más inquietantes del régimen nazi, las Juventudes Hitlerianas. Junto a su equivalente femenina, la Liga de Muchachas Alemanas, moldearon a millones de ellos, contando con la inestimable ayuda de las escuelas nacionalsocialistas e incluso, en algunos casos, de sus propias familias.