Coherente con su proverbial irresponsabilidad, a la misma hora en que los matones independentistas asaltaban el Parlament y no mucho después de que cortaran el AVE, cerraran carreteras, pisotearan la bandera española e intentaran arrasar la Jefatura Superior de Policía en Barcelona, Pedro Sánchez afirmaba estar «ilusionado» y en «modo electoral» (Los CDR irrumpen en la subdelegación del Gobierno de Gerona para colgar sus banderas y pisotear la española).
El Partido Nacionalsocialista de Adolf Hitler tenía a las Sturmabteilung, cuyas siglas eran ‘SA’ -sección de asalto en español- y los separatistas catalanes tienen a los Comités de Defensa de la República (CDR) (Cristina Seguí se merienda al periodista del diario ARA y defensor de los violentos CDR: «¡Todos a casa de Torra!»).
Ambos escuadrones violentos, con casi un siglo de separación entre sus respectivos orígenes, tienen un denominador común: el terror en las calles como modo de presión y amenaza contra las sociedades democráticas que parasitan (Las banderillas de Casado y Rivera a Sánchez por hacerse el don Tancredo ante la embestida independentista).