La ola de frío extremo, inusualmente intensa y prolongada, que azota estos días a América del Norte está causando graves accidentes automovilísticos, e incluso la muerte de tiburones o la congelación de las Cataratas del Niágara…
Las aguas de las legendarias cataratas aún no han sucumbido a los vientos polares, pero el área circundante se ha transformado en un paisaje propio de la Antártida, a medida que las temperaturas caen bruscamente en Canadá y Estados Unidos, encogiéndose el mercurio hasta los -36 grados Celsius en algunas zonas, o hasta los -67 grados Celsius si se incluye el factor del viento, según recoge RT.