No se esperaron ni una hora a que su adorado Quim Torra vomitara hasta la primera papilla para lanzarse a la calle, antorcha en mano y con más que aviesas intenciones. (El escupitajo de Torra a la cara de Sánchez llamando a la sublevación: «El referéndum ya se ha hecho»).
Al más puro estilo de la Alemania nazi, y con el lema una marcha ‘por la república y la libertad’, con niños a la cabeza estelada en ristre, corearon consignas por la libertad de los líderes golpistas y finalizó con la quema de fotos del Rey y del juez Pablo Llarena