Cleopatra se despidió del mundo con higos, James Dean con una Coca-Cola y una manzana y Lady Di ordenó revuelto de hongos y lenguado antes de morir

Eric Frattini: ‘Muerte a la carta’ o los secretos gourmet de la última cena antes de la muerte o asesinato de los famosos

Si tuvieras la certeza de que este va a ser  el último bocado de tu vida vida, ¿qué pedirías?

En «Muerte a la carta«, el incansable Eric Frattini plasma el testamento culinario de medio centenar de personajes históricos, desde los higos dulces con cobra que Cleopatra tomó antes de su atracón hasta el plato de langostinos con mahonesa y chiles, foie gras, ron, cervezas y piñas coladas que se zampó el actor James Gandolfini, quien interpretó a Tony Soprano en la serie de HBO, antes de palmarla en el restaurante Tazio de Roma.

En este viaje a través de los siglos, también encontramos al general Custer, quien se dio un festín con un asado de búfalo y gallina, frijoles con melaza y maíz tostado con pan blanco, Coca-Cola y una manzana antes de morir.

James Dean picó una manzana antes de estrellar su Porsche 55 Spyder.

John Fitzgerald Kennedy desayunó huevos pasados por agua, tocino, queso de cabra Linden Dale, tostadas con mermelada de frambuesa, jugo de naranja y café muy cargado en el Hotel Texas de Dallas antes de ser asesinado.

John Lennon cenó un sándwich de carne con mostaza en el restaurante Bacci & Abracci de Brooklyn antes de que Mark David Chapman le disparara en la puerta del edificio Dakota de Nueva York.

Solo Custer parecía haber presentido que los sioux le darían mala digestión.

Esa última cena, como en el caso de Freddie Mercury, también puede ser un testamento. El cantante de «We are the Champions» dejó medio millón de libras esterlinas a su cocinero Joe Fanelli y quiso despedirse de sus amigos con un banquete en su casa.

Fanelli preparó sopa de verduras, costillas de cerdo con salsa barbacoa y pastel de manzana, todo regado con champán francés y vodka helado. Mercury no probó bocado y murió al día siguiente. Una vez a la semana, el cantante visitaba a su madre para  que le alistara su plato favorito, una especialidad parsi llamada dhansak.

El libro está lleno de anécdotas.

Napoleón comía solo, adoraba la comida de sus soldados y se manchaba con frecuencia. Hasta el punto de que su mayordomo debía llevarle ropa limpia después de cada comida, que nunca duraba más de ocho minutos.

Napoleón bebía varias botellas de vino al día, y su favorito era un borgoña, el Château Gevrey-Chambertin, que ahora está en manos de una compañía china.

Frattini revela que Alphonso Gabriel Capone odiaba los espaguetis y el gángster solo volvía a la cocina gracias a los guisos sicilianos de su madre, que le preparaba conejo con tomate.

Eric Frattini, escritor y periodista especialista en servicios secretos y el Vaticano y Andrés Madrigal cocinero con dos estrellas Michelín nos ofrecen las recetas de las últimas cenas y comidas tomadas por 50 grandes personajes de la historia.

Además de recrea las últimas horas de estos 50 personajes, también se muestra la comida que probaron por última vez los 325 pasajeros de primera clase del trasatlántico RMS Titanic, los 36 del dirigible Hindenburg, los 7 astronautas del transbordador espacial Challenger y los 109 pasajeros y tripulantes del Concorde.

Envenenados, tiroteados, crucificados, ahogados, decapitados, quemados, suicidados, estrellados, ahorcados, degollados, intoxicados, explosionados o electrocutados, lo cierto es que los 50 personajes que conforman este libro tienen en común el que todos ellos, sin distinción, decidieron comer antes de subir a la barca con Caronte.

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