El sobrino que chantajeó al «afeminado» Adolf Hitler

Un personaje desquiciado que abusaba de los «gestos afeminados» y que se ganó su odio a golpe de gritos. Así es como definió William Patrick Hitler a su tío Adolf (medio-tío, más bien) en las páginas de la revista «Look» el 4 de julio de 1939. El artículo que escribió causó furor a finales de los años treinta, pues desveló cómo era en la intimidad el hombre que dirigía Alemania. El mismo sujeto que, tan solo dos meses después, invadiría Polonia y haría estallar la Segunda Guerra Mundial.

La popularidad del texto estaba justificada, pues la relación que mantenían tío y sobrino era más que turbia. De hecho, se cuenta que el mismo William chantajeó al líder nazi cuando este era Canciller. Lo hizo exigiéndole que le diese un trabajo a cambio de no contar a nadie que su abuelo había sido judío. Un rumor que, a día de hoy, la historia no podido comprobar, pues todavía se desconoce quién fue el antepasado directo de «Führer», según recoge Manuel P. Villatoro en ABC hoy 11 de mayo de 2017. Pero una posibilidad que algunos historiadores consideran factible y que el mismo Adolf barajó en su momento.

A pesar de que el artículo (que incluía multitud de viñetas sobre el «Führer» en sus seis páginas de extensión) fue muy controvertido y vendido ese año, la llegada de la Segunda Guerra Mundial, la posguerra y el gélido enfrentamiento posterior con la URSS hicieron que cayera en el olvido. Al menos hasta ahora. Sin embargo, en los últimos días (y tal y como han señalado varios diarios como el «National Post» o el «The Guardian») este reportaje ha vuelto ha ganarse un hueco en la actualidad gracias a que un librero de Canadá dice haber hallado entre unos viejos documentos uno de estos ejemplares de la revista «Look».

El reportaje será subastado a través de la Red por una puja inicial de 730 libras y la página encargada de venderlo será AbeBooks, desde donde esperan que el documento (titulado «¿Por qué odio a mi tío?») alcance una cifra superior. Independientemente de quién sea el comprador, lo cierto es que aquel que lo adquiera tendrá en sus manos un documento histórico de primera mano en el que William narró las visitas que hizo a la residencia privada del «Führer» en Berchtesgaden (en los Alpes Bávaros).

 

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