Decía el gran entrenador del Liverpool Bill Shankly que el fútbol no era una cuestión de vida o muerte, sino que era mucho más que eso. Para los más pequeños el fútbol debe ser un deporte en el que divertirse y aprender unos valores que usan dentro y fuera del campo.
El infantil B (12-13 años) del Fútbol Club Barcelona estaba disputando la World Challenge Cup en Tokio (Japón). En la final, se enfrentaban al Omya, un equipo local. Tras un buen partido, el filial blaugrana se impuso por 1-0 con un gol de Xavi Planas.
Con el pitido final llegaba el drama. Los jugadores del equipo nipón no pudieron controlar las lágrimas y los jugadores del Barça, en lugar de celebrar el triunfo, se dedicaron a consolar al equipo rival.
