¿Sabes cuántos curas y monjas hay en España?

Fútbol y Fe: el desternillante vídeo de la monja y el policía dando toques al balón

El vídeo de una monja Dominica dando toques de pelota, de gran calidad, con un policía irlandés, durante el festival Nuestra Señora de Limerick, revoluciona las redes sociales.

Tan surrealista como divertido.

Fe y fútbol, son siempre una buena combinación.

¿Sabes cuántos curas y monjas hay en España?

La cifra varía a la baja cada día, pero se calcula que en estos momentos hay unos 40.000 religiosos en España, de los que el 75% son mujeres.

De los casi 3.600 monasterios femeninos del mundo, 907 se encuentran en España.

En 2003, había en España, según las estadísticas del episcopado, 13.000 monjas de clausura, que pertenecían a 44 órdenes monásticas y vivían en los 907 monasterios mencionados. Pero ya entonces la edad media rondaba los 70 años.

Hoy, esa edad media se sitúa por encima de los 75, y con escaso relevo.

En 2003, había en todos los conventos de contemplativas de España unas 100 postulantes y 200 novicias.

Pero la amplísima mayoría, extranjeras. Postulantes y novicias españolas no llegaban a 50.

Hoy, las novicias no llegan a la veintena y la mayoría son extranjeras.

Cuando una chica decide hacerse monja de clausura pasa por varias etapas. La primera es el postulantado, que suele durar un año.

Durante ese tiempo, la aspirante a monja de clausura vive en el convento como una monja más, conociendo por dentro la vida de la comunidad y experimentando ‘in situ’ si ése es su camino. Pasado ese tiempo, si sigue interesada en hacerse monja, toma el hábito en una sencilla ceremonia y pasa ya a formar parte jurídicamente del monasterio. Pero aún no es monja con todas las de la ley.

Para llegar a ‘profesar’, es decir a hacerse monja jurídica y canónicamente, tiene que pasar por dos años de noviciado. Una etapa en la que se forma a las futuras monjas en Teología y en el carisma de la orden religiosa a la que pertenecen.

Al final del noviciado, tiene lugar la profesión solemne en la que cada religiosa hace, ante Dios y ante su y comunidad, los tres votos de pobreza, castidad y obediencia de una forma temporal. Y además, se compromete a respetar la clausura. Y, finalmente, al cabo de unos 4 o 5 años, según las congregaciones, las monjas celebran la profesión perpetua.

Es decir, se comprometen con sus votos y con su vida de contemplación para siempre.

Cuando una chica decide ingresar en un convento deja todas sus pertenencias en su casa. Al convento va con su ropa más sencilla, sin joyas ni maquillajes ni zapatos de tacón. Sus libros o discos, tampoco tienen cabida en el convento. Ni siquiera su dinero, si lo tuviera.

Antes, las monjas ingresaban en el convento con una ‘dote’ o cantidad de dinero que su familia entregaba al convento.

Hace años que esta costumbre ha desaparecido en muchas congregaciones religiosas, aunque las familias de las novicias suelen ofrecer donativos, si pueden económicamente, a los conventos en los que ingresan sus familiares.

Todo lo demás, incluso los recuerdos más sentimentales, quedan atrás.

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