Los espectadores del torneo de Halle disfrutaron de la genialidad de Roger Federer, que se sacó un golpe imposible para devolver una pelota que parecía perdida. Después de escurrirse e irse al suelo, el suizo golpeó a la bola sentado en el suelo. Fue una pena que, después del gesto técnico, acabara perdiendo el punto.