El cine y la televisión 3D han fracasado

Si hay algo que la historia nos ha enseñado es que la tecnología falla si al usarla te ves ridículo.

No me refiero a un poco tonto, como cuando esquías con Nintendo Wii, o un poco loco, como cuando vas por ahí con las gafas de Snapchat. Estoy hablando del tipo de tecnología que cuando ves a alguien usándola no piensas «¡Uau!» o «¡Qué futurista!».

Lo que piensas es… «¡Imbécil!».

Eso es lo que pensé cuando la gente empezó a usar las Google Glass y siempre me ha pasado lo mismo con los televisores 3D o 3DTV.

Ese fue el primer clavo en su ataúd.

El segundo fue el hecho de que realmente no añadían mucho a la experiencia de ver televisión.

¿El tercero? Los aparatos eran demasiado caros, incluso con descuento.

¿Y el cuarto? Eran incómodos y, según algunas encuestas, obligaban a muchos a forzar la vista y causaban dolores de cabeza.

Hace unos días nos enteramos de que tanto LG como Sony dejaron de hacer televisores 3D. Estas empresas siguieron el ejemplo de Samsung -el mayor fabricante de televisores del mundo- que confirmó su decisión el año pasado.

Esto significa que en la actualidad no hay grandes firmas fabricando televisores 3D.

En la feria CES de este año, quedaba apenas un rastro de la televisión en 3D, en comparación con tan sólo dos años atrás, cuando se anunciaba a gritos como la próxima gran innovación.

Dinero, dinero, dinero

Uno podría argumentar que el espacio ideal para la 3DTV nunca fue la casa sino en grandes salas de cine, con sonido envolvente y un ambiente que le hiciera justicia.

Pero incluso así las cosas llegan a un punto muerto.

A pesar de un principio moderadamente prometedor con la película «Avatar», no hubo ninguna producción en 3D que se llegara a ser imperdible.

El punto más alto en 3D para mí fue la nueva versión de «El libro de la selva», pero era evidente que la disfruté porque estaba escuchando las canciones de mi infancia, no porque una rama de cualquier árbol se destacara en la pantalla, a pesar de que, para ser justos, eso resaltaba la inmersión en la selva que había sido tan bellamente animada.

En las salas de cine, 3D fue ordeñada cuanto fue posible.

Ver la versión en 3D de una película a menudo significaba pagar un boleto más caro.

Y mientras que algunos teatros repartían gafas gratuitas que tenías que devolver al final, muchos otros te hacían pagar por ellos diciéndote que los «podías volver a traer la próxima vez».

¡Imagínate ser el tipo de persona que trae su propio par de gafas 3D para una cita! Eso está a la altura de ser dueño de tu propio par de zapatos de bolos.

Y luego tener que ver una hora de basura hecha en Hollywood con unas gafas de plástico tapándote la cara hacía desaparecer cualquier posibilidad de que la noche terminara como a uno le hubiera gustado.

 

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Hasta James Cameron, el director de «Avatar», está harto del 3D.

Se ha «convertido en un proceso impulsado por los estudios para hacer dinero», dijo (como si Hollywood alguna vez hubiera sido otra cosa).

El público lo recibió con escepticismo, consciente de que cuanto más dice la industria del cine dice que algo es la última maravilla, más parece un truco patético.

Citando la revista The Oatmeal, «decir que las películas en 3D son el futuro del cine es como decir que los libros ‘ojo mágico’ son el futuro de la literatura».

«Lo echó a perder»

Es por eso que la mayoría grandes estudios casi las han dejado atrás.

El exjefe de la animación de DreamWorks dijo que la industria «echó a perder» el 3D, algo que achacó tanto a la mala narración como a las limitaciones de la tecnología.

Y si bien hay un montón de películas en 3D alineadas para salir el próximo año, muchas han sido montadas en la posproducción, en lugar de ser filmadas con la visualización 3D en mente.

Sigue habiendo una audiencia para esta tecnología en China, pero sin gran tristeza la mayoría acepta que 3D está pasando rápidamente a ser una tecnología de una época que ya pasó.

Un formato que perdió la guerra de los formatos sin siquiera tener un oponente.

Podría resurgir.

Se ha progresado mucho en la tecnología para hacer 3D que no requiera de anteojos, lo que desde mi punto de vista es el mayor obstáculo.

Pero esas innovaciones no serán más que una característica adicional: la oportunidad de venderle 3D al público se perdió.

¿Qué viene ahora?

Según el informe de CNet, los productores de televisiones se están enfocando en tecnologías más nuevas, como imágenes de alto rango dinámico (HDR por sus siglas en inglés).

En CES 2017, la televisión LG superdelgada y ultraligera fue la gran atracción, un tipo de innovación que, pienso, atrae a más gente que algo como 3D.

Los estudios de cine están invirtiendo en realidad virtual.

El año pasado, participé en una demostración del equipo Oculus VR de Facebook de un corto film animado sobre un adorable puercoespín que te invita a su casa y… vuelves a tener 6 años de edad.

Era impresionante y se ganó un Emmy.

La realidad virtual promete nuevos niveles de realismo e inmersión en los juegos y las películas podrían hacer lo mismo. Ojalá lo hagan.

Buenas noticias… porque ponerse un auricular de realidad virtual no te hace ver como un tonto… de veras que no, te lo prometo.

 

David Lee BBC

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