Dima Rousseff dice entre lágrimas que pudo meter la pata, pero no la mano

La presidenta de BrasilDilma Rousseff, ha admitido este 29 de agosto de 2016 en el Senado de Brasil, ante el que ha presentado los últimos argumentos de su defensa antes de la votación definitiva para decidir sobre su destitución, que su Gobierno cometió irregularidades fiscales, aunque ha remarcado que nunca traicionó a sus votantes y que en ningún momento cometió «ningún crimen».

«Estamos a un paso de la consumación de una grave ruptura institucional, de concretar un verdadero golpe de estado», ha vuelto a denunciar Rousseff, que está suspendida de sus funciones desde el 12 de mayo, cuando se inició el juicio político que ahora fronta su recta final. «Vengo a mirar directamente a los ojos de sus excelencias y a decir con la serenidad de quien no tiene nada de qué responder que no cometí delitos de responsabilidad», ha subrayado la todavía presidenta.

No he cometido ningún crimen de responsabilidad, no he cometido ninguno de los crímenes por los que soy injustamente juzgada

«No he cometido ningún crimen de responsabilidad, no he cometido ninguno de los crímenes por los que soy injustamente juzgada», ha insistido durante su intervención, que supone el momento culminante del juicio político que evalúa si Dilma Rousseff incurrió en lo que se denomina «delito de responsabilidad» por las irregularidades fiscales de su Gobierno.

Esas maniobras incluyen tres decretos que alteraron los presupuestos sin consultar al Congreso y el retraso en la devolución de diversos depósitos de la banca pública, que se convirtieron en créditos y generaron elevados intereses. Aunque esas prácticas han sido comunes en administraciones anteriores, si bien no alcanzaron las mismas cuantías ni se prolongaron tanto en el tiempo,a Rousseff le pueden costar definitivamente el cargo si dos tercios de los 81 senadores votan en su contra en la última votación, que se celebrará esta misma semana.

Dilma Rousseff es apartada del cargo de presidenta de Brasil

Arropada por Lula y cientos de seguidores

Ante esos 81 senadores, constituidos en jueces y dirigidos por el presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski, que actúa como garante constitucional del proceso, Rousseff ha asumido personalmente su defensa este lunes, afirmando que siente «el gusto amargo y áspero de la injusticia».

La presidenta ha llegado el Senado arropada por algunos dirigentes de izquierdas encabezados por su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, mientras dos centenares de sus seguidores coreaban: «Dilma, guerrera de la patria brasileña». Ya en el interior de la Cámara Baja, Rousseff ha sido recibida por el presidente del Senado, Renán Calheiros, y por un grupo de senadores de su menguada base política, una comitiva que también incluía algunos de sus exministros y conocidos intelectuales y artistas, como el cantautor Chico Buarque.

Estoy acusada injusta y arbitrariamente

Ya en el estrado, Rousseff ha insistido en su inocencia y ha avisado que «no esperen» de ella «el obsequioso silencio frente a los cobardes que pretenden atentar con el estado de derecho». «Estoy acusada injusta y arbitrariamente», ha recalcado, reiterando que las acusaciones en las que se basa el juicio político en su contra son «pretextos para derribar a un gobierno legítimo» y «hacer viable un golpe» amparándose en la Constitución.

También ha recordado que su compromiso político se remonta a los años de lucha contra la dictadura militar, cuando fue torturada y encarcelada, un periodo en el que «tenía miedo de la muerte y de las secuelas de la tortura, pero no cedí, resistí». Ahora, «a los casi 70 años, después de ser madre y abuela, nunca renunciaría a los principios que siempre me guiaron: Tengo un compromiso con mi país, con la democracia y el estado de derecho».

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva junto al poeta y compositor Chico Buarque, poco antes de la intervención de Dilma Rousseff en el Senado El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva junto al poeta y compositor Chico Buarque, poco antes de la intervención de Dilma Rousseff en el Senado

«No lucho por mi mandato, sino por la democracia»

«He sido intransigente en la defensa de la honestidad y la gestión pública», ha subrayado Rousseff, antes de asegurar en tono firme y sereno: «No lucho por mi mandato, por vanidad o apego al poder. Lucho por la democracia, por la verdad y la justicia, por el pueblo de mi país».

Voten contra el impeachment, voten por la democracia

«Voten contra el impeachment [destitución], voten por la democracia», ha exhortado Rousseff en la conclusión de su alegato a los senadores. Posteriormente, 48 de ellos plantearon sus preguntas a la presidenta. La audiencia de este lunes ha durado casi 14 horas y se ha prolongado hasta la madrugada del martes. 

Durante sus respuestas a los parlamentarios, Rousseff ha insistido en que, si fuera desalojada del poder, «se habrá presenciado una elección indirecta», en las que los 81 senadores «sustituyan a los 110 millones de votantes» que tiene Brasil.

«Creo sinceramente que si hubiera una decisión que autorice mi destitución sin que se haya comprobado un crimen, estaremos frente a un golpe de estado y también frente a una elección indirecta», ha recalcado Rousseff.

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, durante su alegato ante el Senado La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, durante su alegato ante el Senado

Propone nuevas elecciones si fuera destituida

Según Rousseff, una elección «indirecta supone un retroceso en relación a prácticas que el país ha superado tras la dictadura» que gobernó entre 1964 y 1985 y representaría «un pacto político» sin el «consentimiento» de la población.

“Defiendo que, en ese caso, el único pacto posible sea tejido con todos los brasileños, que deben ser llamados a posicionarse sobren una elección directa anticipada y una reforma política», pues «no es posible gobernar con 35 partidos», como tiene ahora mismo el país, ha argumentado.

Este martes se celebrará el debate final, en el que los 81 senadores podrán hablar durante diez minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales, por lo que la sesión se puede extender unas 18 horas. Una vez acaben las deliberaciones, se hará la votación final, de forma nominal, lo que previsiblemente ocurrirá la madrugada del miércoles. Rousseff será despojada finalmente del cargo si así lo decide una mayoría cualificada de 54 votos, que representa dos tercios de los escaños del Senado.

Según las encuestas realizadas por la prensa local, esa mayoría ya estaría constituida y llegaría a unos 56 de los 81 senadores, frente a apenas unos 18 volcados en absolver a la mandataria, quien en ese caso recuperaría el poder una vez que se publique la sentencia. En caso de que el Senado desaloje a Rousseff del poder, su mandato que vence el 1 de enero de 2019 será completado por el vicepresidente, Michel Temer, quien ocupa su cargo de forma interina desde que fue suspendida de sus funciones.

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