«Volví a nacer ese día, cada 11 de marzo es un aliento, un suspiro más de vida». Jesús Barrigüete viajaba en el cercanías que estalló frente a la calle Téllez. Este madrileño de 40 años se considera un «afortunado» por haber sobrevivido al «infierno» en el que se convirtieron los trenes en los atentados del 11M. «Todavía no me explico cómo pude salir con vida de allí porque salí volando por los aires», cuenta muy lentamente, con los ojos brillantes, mientras las imágenes se agolpan de nuevo en su cabeza.