Demuestran que los gobiernos corruptos también se enriquecen de la lucha anticorrupción

Cuando las ONG se unen para combatir la corrupción obtienen mejores resultados que cuando compiten entre sí, indica un estudio de HEC Montreal publicado en la revista Mathematical Social Sciences. El problema es que según esta investigación, los gobiernos corruptos también se beneficiarían de las acciones coordinadas de las ONG.

La creencia general de que los funcionarios y políticos prefieren enfrentar una sociedad civil desorganizada está lejos de la verdad, indican los autores, Fabien Ngendakuriyo y Georges Zaccour. El lema «divide y vencerás» no se aplicaría en este caso.

«Un gobierno corrupto estará mejor si las […] organizaciones de la sociedad civil colaboran […] Preferirá que los ciudadanos asignen una proporción significativa de su tiempo a actividades productivas, lo que aumentará posteriormente la rentabilidad de la corrupción», señala el documento.

¿A qué se debe esto?

«Cuando la [lucha] anticorrupción funciona, crea riqueza para todos, incluyendo al gobierno, porque éste tiene también las manos en la masa», explica la investigación.

Para llegar a esta conclusión, los científicos emplearon la teoría del juego, teniendo como autores a un gobierno corrupto y a varias organizaciones civiles. Asimismo, ampliaron un estudio realizado en el 2013 sobre la interacción continua entre el gobierno y la sociedad civil.

La teoría del juego es el estudio de modelos matemáticos de conflicto y cooperación entre quienes toman decisiones. Según la misma, una persona que va a tomar una decisión no debe preguntarse simplemente qué tiene que hacer, sino qué tiene que hacer tomando en cuenta lo que piensa que harán los demás, los otros implicados en la situación. El análisis parte de predicciones del comportamiento de los demás, no del comportamiento en sí, sin conocer las decisiones de los otros jugadores. Se estudia en áreas como la economía, la ciencia política, psicología, entre otras.

La idea de utilizar la teoría del juego para este documento partió de Ngendakuriyo, quien es originario de Burundi y realiza investigaciones sobre África Oriental para el Banco Mundial.

«Normalmente son los politólogos y economistas quienes están interesados en cosas como la corrupción y su impacto. Lo que nosotros hacemos es esbozarlo en la forma de un juego y sacar nuestras conclusiones», señala Zaccour.

Por el momento esto es solo una teoría que tendrá que ser validada con casos reales documentados.

Ana María Cervantes, N+1

Este artículo fue publicado originalmente en N + 1. Leer el artículo original

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