Los ciudadanos no fijan las líneas rojas que no pueden atravesar los políticos. Esta es una de las conclusiones a la que llega Daniel Montero después de analizar las ventajas de las que goza la clase política. La causa, explica, es nuestra «falta de conciencia» sobre los derechos de los que dispone el ciudadano para «controlar a la clase política».
Para Montero, la relación entre servicio público y política se perdió en el momento en que se creó la figura del político profesional.
«Personas que llevan 20 años viviendo de un partido que ya no saben hacer otra cosa. Así, el trepa, la puñalada se aplica también a la política como herramienta de aquéllos para medrar. Esto nos una idea del país que tenemos».
En «La Casta. El increíble chollo de ser político en España» (Esfera de los libros) se describen pasajes que demuestran como la clase política ha creado una estructura para protegerse así misma.