Cuando se trata de los presos políticos que purgan sus injustas penas en la ‘tumba’ venezolana, se hacen los suecos, o retuercen en todo caso el discurso hasta lo indescrifable para justificar su descaro. Pero cuando las cuentas les son ajenas y no van con ellos, las cosas cambian. Y para muestra de su cinismo lo acaecido este miércoles 22 de febrero de 2017 durante la visita oficial del presidente de Argentina, Mauricio Macri, al Parlamento español.
El secretario tercero del Congreso de los Diputados y miembro de Podemos, Marcelo Expósito, aprovechó como si tal cosa el saludo protocolario para entregarle al dirigente argentino, por sorpresa y pasándose por el forro el protocolo, una carta para recabar información sobre el caso de la activista Milagro Sala.
En el escrito, Unidos Podemos exige la liberación de esta dirigente de la agrupación Tupac Amaru, que lleva más de un año en prisión preventiva acusada de varios delitos.
La activista, que el pasado lunes cumplió 52 años, fue detenida en Jujuy por una protesta organizada contra el gobernador de esa provincia, el oficialista Gerardo Morales, pero permanece en prisión preventiva por la acumulación de varias causas por fraude, violencia y corrupción.
Podemos recuerda a Macri en la misiva que su detención ha sido cuestionada por organismos internacionales como Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. También en solidaridad con Milagro Sala, la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, lucía hoy durante el saludo al presidente argentino una camiseta pidiendo la liberación de la dirigente encarcelada.
Dentro del hemiciclo, los diputados de Unidos Podemos se han puesto en pie para recibir a Macri, pero no le han aplaudido, mientras que el parlamentario Diego Cañamero ha mostrado un cartel con una imagen del Papa con una cita que atribuye al pontífice sobre el presidente argentino: «La principal amenaza es cuando uno piensa que se necesita tener plata para poder comprar todo».
