El tipo era más agarrado que un chotis y no dejó nada en herencia. ni siquiera unos yuanes para que sus parientes comprasen un ataúd y lo despidieran con un funeral en condiciones.
Dejó claro en su testamento que ni siquiera quería que su coche, lo disfrutara nadie una vez que el abandonase este mundo.
Y la familia del chino, para no quedar mal con los vecinos del v¡barrio, lo que ha hecho es decir a propios y extraños que ivan a cumplir hasta el último detalle el extravagante deseo del tacaño, quien antes de morir había manifestado por lo visto que quería ser enterrado en un automóvil, en lugar de un tradicional ataúd.
El tipo –identificado solo con el apellido Qi– falleció en una remota aldea, ubicada en la provincia de Hebei.
Cumpliendo su última voluntad, la familia del difunto metió el cadáver del finado en su antiguo Hyundai Sonata y le dio sepultura.