Convertirse en un hooligan ruso no es nada fácil. Ni siquiera indoloro, aunque la única ‘cualidad’ imprescindible que se requiere es la de pegar más fuerte y tiene más compinches que el ‘rival’. Aquellos que desearon unirse a la ‘ultras’ rusos de la Eurocopa 2016, tuvieron que demostrar su valía en bosques aislados, vigilados por un grupo especial de bandarras, mientras participaban en batallas campales preparatorias contra hinchas de otros clubs, para su gran objetivo: la Eurocopa 2016 en Francia.