Si creemos todo lo que nos repiten a diario, prácticamente nos encontramos ante una catástrofe mundial

Cambio climático: ¿Estafa global?

¿Acaso nunca ha formado parte de un debate en el que alguien dice «ya no llueve como antes» o «qué invierno tan seco»?

En realidad, el cambio climático es un tema muy importante, pero ¿quién está detrás de la alarma global sobre el clima? Hoy en día, la ‘teoría’ del calentamiento global se ha convertido en una realidad, casi en una religión.

Si creemos todo lo que nos repiten a diario, prácticamente nos encontramos ante una catástrofe mundial.

Las verdades del calentamiento global

El hombre es un predador del clima por culpa de la economía y el consumismo, aunque los propios procesos evolutivos de la Tierra también están relacionados con este polémico fenómeno. De todos modos, algunos de los argumentos que nos han vendido hasta ahora tienen otro trasfondo.

Este tipo de defensas del medio ambiente son un negocio muy lucrativo y casi todas están alejados de la realidad. En realidad, suponen una forma perfecta de encubrir la actividad de las grandes empresas, las principales beneficiadas de las nuevas tecnologías de energía sostenible.

Por ejemplo, el que fuera vicepresidente estadounidense, Al Gore, presentó un documental que fue muy premiado… aunque para algunos especialistas está plagado de mentiras, como que si seguimos en la misma línea el nivel del mar subiría siete metros o que la corriente del golfo de México dejaría de fluir.

De igual manera, la corriente que indica que el aumento de la emisión de dióxido de carbono supone la principal causa del calentamiento global tiene muchas contradicciones y la han desarrollado diversos grupos privados con intereses económicos en ese apartado.

Un nuevo negocio

La rehabilitación energética de edificios, las patentes o los productos biológicos forman parte del negocio de un nuevo sector de moda en el capitalismo, incluso este sistema económico busca mercantilizar las funciones de la naturaleza. Ahora, los culpables del cambio climático quieren mostrarse como los salvadores del planeta.

De esta forma, los países renuevan sus legislaciones para obligar a comprar nuevos productos… y a pagar nuevos impuestos. Esas normas vinculantes ofrecen nuevos empleos pero, más allá de generar una preocupación real, se han convertido en una nueva forma de que las grandes compañías ganen más dinero.

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