Apoyado por Rusia, Irán y Hezbollah, el régimen sirio conducido por Bashar Al Assad fue acusado de haber realizado un inhumano ataque químico con gas sarín en la norteña ciudad de Jan Sheijun, provincia de Idlib. Como consecuencia del bombardeo 58 civiles perdieron la vida en ese bastión rebelde, entre ellos, 11 niños, según denunció el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.