Fueron millones quienes murieron bajo la macabra maquinaria asesina del régimen nazi. Adolf Hitler buscaba la «solución final» exterminando a los judíos de Alemania, primero, de Europa, después, y, finalmente, del mundo. Y para eso su gobierno diseñó campos de concentración donde se los aniquilaba. A ellos y a los enemigos del dictador.
Pero al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos alemanes que adherían al partido nacional socialista aseguraban ignorar las atrocidades que cometía el régimen. Otros -un inmenso número- comulgaban con sus ideas y acciones, y todo justificaba lo que ordenaba Hitler, según recoge Infobae.
Es así que para que esa atroz historia no se repitiera, las tropas norteamericanas ordenaron a miles de alemanes visitar campos de concentración mientras sus prisioneros eran liberados y asistidos en condiciones inhumanas. Uno de esos centros de exterminio fue Buchenwald, en Weimar.
Fuente: Infobae/Leer más