El estadio Luzhniki se puso en pie para aplaudir ayer al genial Luka Modric, que no hizo el mejor partido de su vida, pero cuyo talento, esfuerzo y trayectoriaconmovieron a los 80.000 hinchas presentes en el estadio moscovita. Le aplaudieron hasta algunos ingleses, no todos, en una ejemplo más de que Luka está por encima de cualquier club o selección. Modric es el fútbol.
Luka se marchaba del terreno de juego a falta de cinco minutos para el final de la prórroga. No se tenía en pie. Fue él el que pidió el cambio a Zlato Dalic, que le mantenía en el campo por si empataba Inglaterra y el pase a la final se tenía que decidir otra vez desde el punto de penalti. Pero Modric ya no podía más. Incapaz de dar un paso, corría riesgo de lesión. Y con la final a sólo cinco minutos… merecía la pena arriesgarse y sacarle del terreno de juego. La ovación fue atronadora.