Tras más de 70 años desde que el Ejército de EE.UU. inició ensayos nucleares en el anillo de islas conocido como atolón Bikini, donde se totalizaron 67 ensayos entre los años de 1946 y 1958, investigadores de la Universidad de Stanford, EE.UU., se sorprendieron al descubrir abundante vida marina aparentemente prosperando en cráteres radiactivos de la isla.
Ese territorio fue declarado un desierto nuclear después de las pruebas de bombas 7.000 veces más potentes que la lanzada sobre Hiroshima, según informa la casa de altos estudios, según recoge RT.–Hallan vida a 70 años del bombardeo nuclear–.
Los científicos están estudiando cómo la exposición a la reactividad por un largo periodo ha afectado a los corales que crecen sin desarrollar cáncer. «La terrible historia del atolón Bikini irónicamente podría ayudar a las personas a vivir más tiempo», afirmó Stephen Palumbi, profesor de ciencia marina de la Universidad de Stanford.