¿Te incomoda el ruido de las uñas rascando la pizarra? –se trataría de una nueva emoción

La grima o la dentera pueden ser palabras que te pueden resultar desconocidas, aunque sus significados los hemos experimentado alguna vez sin duda. La RAE lo define como la “sensación desagradable que se experimenta en los dientes y encías al comer sustancias agrias o acerbas, oír ciertos ruidos desapacibles, tocar determinados cuerpos y aun con solo el recuerdo de estas cosas”. Entiéndase “ruidos desapacibles” como el sonido de las uñas en una pizarra o un cuchillo rascando un plato o una olla.

Ahora los psicólogos están sugiriendo que debe ser considerado como distinto de otras emociones.

Un reciente estudio de la Universidad Complutense de Madrid señala que la grima o dentera debe ser considerada una emoción distinta a las demás. Inge Schweiger Gallo, autora del documento que publica Frontiers in Pscychology, señala que ella misma, por ejemplo, tiene problemas para tocar goma de espuma: «Cada vez que tengo que tocarla, trato de pedirle a alguien más que lo haga por mí».

En una encuesta aplicada por el equipo de Schweiger a hispanohablantes, se mencionó que la grima es una «sensación desagradable», un «estremecimiento», «sonidos» y «repulsión». Los estímulos que provocaron grima incluyeron ruidos chirriantes, como rascar con las uñas superficies como pizarras. Los participantes del estudio clasificaron la grima como siendo menos agradable que disgusto.

A continuación, el equipo se dirigió a los hablantes de alemán e inglés, que no tienen ninguna palabra equivalente a grima en sus idiomas. Cuando escucharon sonidos asociados a esta, su frecuencia cardiaca cayó muy ligeramente al principio, luego aumentó bruscamente, antes de volver a la normalidad después de unos 6 segundos. Al oír sonidos etiquetados como desagradables se observó un patrón diferente, cayendo más bruscamente el pulso, y luego regresando más firmemente a la normalidad.

Los efectos sobre la conductancia de la piel -un signo de cambios fisiológicos- fueron similares con los sonidos productores de grima y desagradables.

Establecido todo ello, el equipo pidió a los voluntarios españoles que trataran de suprimir su sensación de grima con la siguiente indicación: «Si oigo sonidos que provocan grima, la ignoraré». Con ello en mente, calificaron como menos desagradables los sonidos clasificados como grima, pero sus calificaciones para los sonidos que provocan desagrado no cambiaron. Esto sugiere que grima no es un reflejo, sino una experiencia emocional que puede ser influenciada por el pensamiento, distinta de la repugnancia en sus desencadenantes y respuesta fisiológica.

Algunos participantes confesaron además que la grima no solo les es activada con sonidos sino también con el tacto de ciertos objetos.

El estudio no buscaba resolver la pregunta sobre por qué el sonido chirriante de las uñas rascando una pizarra estimula esta reacción. Un estudio ganador del Premio Nobel Ig en 2006, encontró que las frecuencias de gama media, en que se inscribirían estos sonidos, ernanlos más irritantes, según investigadores, porque evocan los instintos de huida de depredadores en nuestro pasado evolutivo.

 

Hans Huerto

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