La turbina sola pesaba 18 kilos, así que el primer desafío fue colocarla en la parte trasera de la bicicleta sin afectar el equilibrio. Pero no sólo le agregó un propulsor: también un GPS y un sistema para monitorear la temperatura.
Igor Negoda creó así un extravagante vehículo, al que llamó Jet Bike (Bici Jet). Para verificar su potencia, apuntó el motor hacia abajo y demostró su capacidad para generar un torbellino de hojas y polvo, según recoge Infobae.–Esto es lo que pasa cuando se le agrega una «turbina de avión» a una bicicleta–.
Luego se subió y la testeó arriba de un techo, aunque sin acelerar demasiado. La prueba definitiva fue sobre una carretera muy poco transitada, en la región de Rostov